tamara de anda

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sábado, 23 de junio de 2018

Lo que leen los chicos guapos, animate y descubrelos!!!!!!!!

 El cuaderno rojo de Paul Auster.


























Otro falso recuerdo, nuevamente. Fue acerca de Paul Auster que le pregunté a marfila cuando nos encontrábamos en su biblioteca de Harry potter? O era de Irvine Wallace? Como sea, ya no hay biblioteca de Harry Potter, ya no hay marfila, pero si guardo un recuerdo que se ha archivado correcta o incorrectamente en base a una recomendación de leer al autor que creo que era. Esa fue la razón por la que al encontrar “el cuaderno rojo” entre los libros usados me animé a adquirirlo, ya fuera una acción justificada o no.







El libro es un compendio de historias cortas con un tema en común; el azar y la casualidad, un puñado de narraciones sencillas que evidencian lo divertido que es el destino.
El prólogo está escrito por Justo Navarro a quien no conocía pero de quien guardo un párrafo para mis notas:
“Descubrir el poder del azar es descubrir que somos terriblemente frágiles y vulnerables, que dependemos de la casualidad, que una coincidencia estúpida puede destruirnos en un segundo. Que una palabra estúpida oída por casualidad también puede fulminarnos”
Pensándolo bien, es absurdo pero he disfrutado más con el prólogo de Navarro que la obra de Auster. Sacrilegio! No lo puedo evitar, no siento deseos de escribir de otra cosa que no sea ese recuerdo que me han hecho evocar las primeras páginas; El niño Indra que es llevado por primera vez al estadio azteca, estamos retrasados y no encontramos la puerta, Marino soborna a alguien para que nos deje entrar por otra sección que resulta ser peor que la que nos correspondía, rememoro a Rama tras de mi empujándome por los hombros, tan rápido y tan fuerte que algún señor me tira su vaso de Pepsi en la cara y cuello, pero no me importa, olvido el enojo cuando mis ojos vislumbran las luces, la inmensidad, el pasto, la gente, los jugadores corriendo, no me entusiasma el partido, me emociona otra cosa que no entiendo, que nunca he entendido pero que me sigue conmoviendo.


El regreso sigue igualmente guardado en mi memoria, Watson conduciendo a máxima velocidad por lo que debió haber sido Tlalpan o viaducto, la noche, el viento, la velocidad, los puentes y las luces.


























(   Texto  :   INDRA   )







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