lunes, 30 de marzo de 2020
Luisito comunica, anda comiendo tacos .
El smog continuaba en la meseta
de los deseos grises, todos ellos
en esa rapida nula inmensidad
de neblina casi natural,
en el paradiso artificial,
ya rumbo al cine.
Los taxis amarillos copiando
famas ajenas , creyendose importantes
en las lejanas aceras
cuasi reflejantes.
La contaminada atmosfera seguia escondiendo
a todos, translúcida
los camiones de provincia solo iban de prisa
rumbo a la capital apocaliptica.
para, casi inmediatamente regresar.
En aquel lugar , tan
el smog tenia prioridad y,
la supuesta plata a raudal
era fiel reflejo, de arriba, tal cual
sin distinguirse nada, a que llegar,
dicen que ahi estan
los indios verdes
pero, en donde?
los encontraran .
El puesto de garapiñados constrastaba
cuando los peatones pasaban y compraban
la dulce precariedad,
el metro atestado entonces mucho mas
por rumbos ningunos a considerar
anuncios prohibidos de felicidad
todos mareados, con el smog
y su toxicidad .
Como si fuese un castigo sideral,
quizas , quizas
el contaminar se fue, o no haya mas
y los garapiñados continuan, cerca
del paso peatonal,
y los taxis amarillos sean jotos, de la baraja garrafal
y los recuerditos sean
color abismal,
como esos dulces, guardados
en el bolsillo del reflejar,
mientras el metro iba llenisimo
sin avanzar,
rumbo a los indios verdes
que se veian grises, tornados por
la niebla sucia
de esa ciudad.
Hasta alli ,
donde la contaminacion se disipa,
y todo vuelve a la claridad,
las fronteras del embrujo urbano,
que son bruma de motores, sin verificar,
eso no era tenochtitlan,
por eso los indios verdes estan lejos
mirando, nadamas
como esmeraldas de aquellos ayeres
ante la sin razon actual,
por eso, el metro hasta alli llega
y ni un paso nadamas,
porque donde no hay smog, no puede funcionar,
se vuelve fierro, y los hombres son libres
en los vientos, de la felicidad
que han dejado de lado
por ir subidos, en los vagones
de la frivolidad,
enajenados,
por unas migajas, sin pan ..
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